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  Newsletter N° 9 - Julio de 2012
 
Viene a Chile Peter Cook, el arquitecto de edificios imposibles

En los 60 impulsó el futurismo y la tecnología en la arquitectura.

Años 60, una época de explosión cultural, avances tecnológicos y cambios políticos. Todo al mismo tiempo: la guerra de Vietnam, el primer hombre pisaba la Luna, aparecía la píldora anticonceptiva, el arte pop hacía de las suyas en Nueva York con Andy Warhol y en Londres un grupo de jóvenes británicos, entre ellos, David Hockney y Allen Jones, se tomaban las galerías.

En ese contexto, de juventudes bullentes, nació Archigrams. No era más que un grupo de arquitectos, recién egresados, intentando cambiar el mundo con ideas arriesgadas. Entre ellos estaban Peter Cook, David Green y Dennis Crompton, quienes se marginaron de la tradición y adoptaron una estética futurista. Les interesaba una arquitectura inflable, formas generadas a partir de plástico, o estructuras que no se construían, sino que podían “enchufarse”

como el famoso proyecto Plug-in-city, de 1964.

Con sólo 300 ejemplares vendidos de su primera revista, Achigrams se convirtió en un mito entre de los arquitectos. A punta sólo de planos, dibujos y elocuencia, fueron invitados a la Trienal de Diseño de Milán a fines de los 60, expandieron sus ideas de una ciudad optimista y tecnocrática, que no se anclara al pasado. “La comida congelada es más importante que el Palladio”, soltó en esa época Peter Cook, uno de los cerebros del grupo, quien hoy, a sus 75 años, es una celebridad y sigue difundiendo sus ideas. Lo curioso es que por más de 30 años, Cook se dedicó a la docencia y nunca construyó obra alguna.

Sin embargo, la influencia de Archigrams es visible en edificios como el Centro George Pompidou de París, y en las obras de arquitectos como la iraní Zaha Hadid y el holandés Rem Koolhaass.

“Sigo apoyando el futurismo. Debemos investigar, inventar e incorporar dispositivos e incluso ‘trucos’ si la raza humana pretende sobrevivir. La arquitectura debe ser parte de esto”, dice Cook desde Inglaterra, mientras ve los JJ.OO: él asesoró la construcción del estadio olímpico de Londres.

Invitado por el Campus Creativo de la U. Andrés Bello, el arquitecto estará en Chile entre el 6 y 22 de agosto en el país: exhibirá su obra en una muestra en la Casona de Las Condes y dictará charlas sobre originalidad y el vínculo entre arquitectura y tecnología. “Cook demuestra que no sólo se debe saber hacer, si no también pensar respecto de lo que se hace. El potencial crítico es vital en la creatividad”, dice el arquitecto Martin Schmidt uno de los gestores del Campus Creativo, plataforma que promueve la innovación mediante la interacción de disciplinas como el arte, el diseño y la arquitectura.

Tecnología vs. tradición

Profesor en la U. de Londres y en el Royal College of Art, Cook fue comisario del pabellón británico en la Bienal de Arquitectura de Venecia, en 2004 y nombrado caballero por la Reina en 2007. Aunque a principios de la década ya era considerado una figura clave en la arquitectura mundial, no fue hasta el 2003 con la construcción de la biomórfica Kunsthaus de Graz, un museo de arte moderno en Austria, que Cook se consagró definitivamente.

De un día para otro, el arquitecto sin obra se lanzó de lleno a la ejecución: ha construido en Osaka, Nagoya, Berlín, Frankfurt, y con su estudio CRAB tiene varios proyectos como una universidad en Viena, una escuela de arquitectura en Australia y una torre en Taiwán. ¿Qué ciudades le gustan por su arquitectura?

“Los Ángeles. También me atrae la sensibilidad nórdica, pero a veces me irrita su modestia. Tokyo está lleno de invención, Melbourne es uno de los lugares más sofisticados. España es una tragedia: todo ese talento y cero trabajo!”.

Criticado por su visión tecnócrata y sus fachadas espectaculares, Cook se resiste a esa arquitectura tradicional, simple y recatada. “Creo que es una pena. Me niego a creer que la tecnología reside en un mundo de ciencia ficción, en un laboratorio. No hay línea divisoria entre lo tradicional, lo ordinario, lo experimental, lo muy inteligente. Nuevos aparatos se convierten pronto en ‘vernáculos’, de lo contrario, todavía estaríamos asustados de los refrigeradores e internet”. ¿Habría construido antes si hubiese tenido la tecnología de hoy?

En los 60 y 70 teníamos ideas que plasmamos en dibujos que luego exhibimos en cuidadas muestras. A menudo era frustante, porque en una buena semana teníamos ideas más rápido de lo que la tinta se secaba. Sólo se me ocurre algo positivo y es que la lentitud sirvió para meditar, reflexionar y perfeccionar las ideas.

Fuente: Diario La Tercera

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